lunes, 9 de diciembre de 2013

Aferrado al inventario de tus miradas prohibidas.

No le hizo falta más de dos miradas para saber que esa chica guardaba galaxias bajo su falda.

Sabía que era del tipo de chicas que te provocaba ojeras sin padecer de insomnio.

Sabía que era de esas chicas que dejan marcas de pintalabios en el borde de los vasos de todos los bares sin haber pagado en su vida una copa.

Sabía que todos los gatos de la ciudad tenían que estar colgados de ella.

Sabía que si ella entraba en su vida la revolvería todos los papeles y luego no encontraría los apuntes para el examen del jueves.

Sabía que acababa de encontrar al amor de su noche.

Pero lo que no sabía es que estaba completamente equivocado.


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